Se puede definir un modelo de desarrollo como la forma
específica que adquieren las relaciones de producción, la organización económica y las políticas
estatales en un momento determinado. Hasta el presente, el desarrollo se ha
entendido como un incremento permanente en la producción de riqueza, sin
referencia alguna a la equidad o inequidad de su distribución. En algún momento del siglo XX, se
asumió tácitamente que el desarrollo constituía un bien en sí mismo y se llegó
a creer que el solo incremento del producto económico satisfaría de algún modo
las carencias de la población.
Este concepto que no resistiría la menor crítica- adjudica a la economía un carácter de ciencia positiva y en consecuencia
autónoma e irresponsable de las necesidades concretas de la persona humana en comunidad. Y tal idea, por demás perversa, se
sostiene gracias a la capacidad que los poseedores y poseedoras han tenido
siempre para crear consenso entre los desposeídos y desposeídas, alrededor de
la creencia de que los fenómenos económicos son similares a los fenómenos
naturales, y hacerles creer en consecuencia que si hay pobres y ricos no se debe
a la acción u omisión de los seres
humanos, sino que sólo se trata de un accidente tan fortuito o tan irremediable
como la Ley de la gravedad este carácter
preponderante e irresponsable de la economía, en el marco de una sociedad
jerárquica como la nuestra, sólo ha beneficiado a los estratos superiores de la
misma. Que dicho sea de paso, son los estratos sociales que siempre han impuesto cualquier
modelo de desarrollo conocido hasta hoy.
Un modelo de desarrollo, después de enunciado va
evolucionando en el tiempo, pero conserva sus mecanismos esenciales y sobre
todo, conserva y amplía la generación de beneficios para quienes lo cultivan.
Debe ser suficientemente flexible para sobrevivir asimilando las modificaciones
que el devenir histórico le vaya imponiendo.
En el marco del proceso de formación y consolidación
del sistema mundo capitalista que se inicia en Europa durante la Baja Edad
Media, la inclusión de América Latina en la división internacional del
trabajo, puede explicarse mediante la sucesión de tres modelos económicos
simplificados:
• Modelo primario exportador, de crecimiento hacia
fuera
• Modelo de la sustitución de importaciones
• Modelo neoliberal.
Estos modelos, por encima de las peculiaridades que
los definen y diferencian entre sí, comparten un carácter que denominamos
exógeno, en tanto que nos fueron impuestos desde fuera y para el
exclusivo beneficio de las sucesivas potencias dominantes (España, Inglaterra, Francia y Estados
Unidos), y sus capataces cipayos, pertenecientes siempre a la oligarquía
criolla.
El carácter exógeno de los tres modelos ha persistido
en Venezuela desde el momento mismo de su formación como estado nación y se
empieza a intentar la supresión de ese carácter exógeno, en febrero de 2003,
cuando la resistencia heroica del pueblo venezolano y su fuerza armada,
derrotaron el paro cínico- golpista de la oligarquía criolla y
recuperaron para Venezuela el usufructo de su petróleo.
Tipos de Desarrollos Económicos:
Desarrollo Neoliberal: es un término que se utiliza
para referirse a diversas corrientes de pensamiento económico, que enfatizan el
libre mercado y la desregulación. El principio motriz del neoliberalismo es la privatización de todos los servicios, la mínima intromisión de los
gobiernos en los mercados (especialmente el laboral), la privatización de las empresas públicas y el desmantelamiento
del Estado Benefactor.
Desarrollo Exógeno: Se basa en la permanente
dependencia de la economía del país a los dictados de los actores
internacionales, y el control externo sobre los procesos políticos. Profundiza la
explotación de nuestros recursos para el lucro de corporaciones
internacionales.
Desarrollo Endógeno: Este modelo propone
alternativas para un desarrollo a escala humana, con énfasis en lo
local, centrado en los derechos humanos efectivos, la protección
ambiental la perspectiva del género, la solidaridad, la interrelación de los procesos
socio-productivos para el desarrollo social y la sustentabilidad de los
procesos socioeconómicos entre otros valores.